EL “SOROCHE” DE BILL GATES

Arturo Manrique Guzmán*

Hay dos panes. Usted se come dos. Yo ninguno.
Consumo promedio: un pan por persona”.

Nicanor Parra

Hace algunos días, en entrevista concedida al Diario El País, de España, Bill Gates, el multimillonario dueño de Microsoft, dio las siguientes declaraciones sobre el rol de la ayuda al desarrollo en el contexto actual:   

“La generosidad continúa en general en alza y eso marca una gran diferencia, porque significa más vacunas para más niños, menos gente muriendo y nuevas semillas, pero aún hay mil millones de personas viviendo en tales condiciones de dureza que, si las tuviéramos cerca, no podríamos más que ayudarles. El gran desafío es que esos pobres no queden olvidados por las dificultades financieras. El dinero que les permite vivir es menos del 1% de nuestros presupuestos. Y el peligro es que sea recortado aún más que otras partidas del presupuesto. Eso supone literalmente menos vacunas, menos semillas o menos medicinas contra el sida, y todo ello para equilibrar el presupuesto de los países más ricos. Para que el dinero sea destinado adecuadamente y tenga un impacto real en la gente, debe ir a aquellos que más lo necesitan. Debemos asegurarnos de que el dinero va a los países pobres, donde puede tener un efecto contundente, y no a los de ingresos medios[1].

Y, más adelante, en referencia al Perú, dice lo siguiente:

“Cuando ayudas a países como Perú, un país de ingresos medios, con 10.000 dólares de renta per cápita (unos 7.500 euros), mientras hay niños muriendo de malaria y gente que no consigue medicinas para el sida, el resultado es bastante diferente. Cuando ayudas a este tipo de países con un nivel suficiente de riqueza debes preguntarte por qué, por qué le ayudas. La ayuda debería ser para los más pobres. La Comisión Europea, por ejemplo, ha decidido dar menos ayuda a países de ingresos medios y esa es una gran decisión. Lo importante es que todas las vidas tienen igual valor y que podemos cambiar muchas más cosas en países pobres que cuando ayudas a un país como Perú, con ingresos medios, que tiene sus recursos que explotar y que podría ser tan rico como un país europeo. (…) Históricamente la ayuda estaba mezclada con la amistad. Estados Unidos ayudaba a países que podían malgastarla, pero si era un amigo no había problema. Afortunadamente con el fin de la Guerra Fría ese tipo de ayuda ya se acabó y ahora puedes decir que cada euro que gastamos tiene un impacto humanitario: está alimentando a un niño, permitiéndole nutrirse para que su cerebro se desarrolle con plenitud, y la lucha contra la malaria lleva también ese camino. Esas son las prioridades del mundo. Un país como Perú está luchando bien contra la malaria sin ayuda exterior[2].

Estas declaraciones no son gratuitas y hay que entenderlas en su contexto. En primer lugar, se trata de una declaración post Busan, foro mundial de la ayuda al desarrollo en el que se ha instaurado un nuevo modelo de cooperación bajo la denominación de Alianza Global para una Cooperación al Desarrollo Eficaz”, en el que se le otorga un mayor protagonismo al sector empresarial como actor del desarrollo[3]. En segundo lugar, se dan luego del anuncio de la Comunidad Europea de retirar, a partir del 2,014, la ayuda bilateral a Países de Renta Media Alta, entre los que se encuentran 11 países latinoamericanos, incluyendo el Perú (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, México, Panamá, Perú, Uruguay y Venezuela)[4]. En tercer lugar, las declaraciones de Gates se dan luego del anuncio del nuevo gobierno español, encabezado por Mariano Rajoy, de recortar aun más la Ayuda Oficial al Desarrollo, que ya se venía reduciendo desde el 2,010, ubicándola por debajo del 0.3% del PBI (lo que la aleja aún más del objetivo de alcanzar el 0.7% del PBI en el 2,015, propuesto por el gobierno de Zapatero)[5]. En este contexto, el dueño de Microsoft decide asumir el liderazgo de la ayuda al desarrollo y, para eso, deja en claro su posición de enunciador, cuando dice:      

Yo simplemente me presento como alguien que destina miles de millones de mi propio dinero a todo esto y lo que intento es compartir las historias de éxito. España financia vacunas y el impacto de estas ayudas por cada euro es 20 veces superior en los países más pobres que el que puede tener el dinero destinado a tu propio país. Así que mi punto de vista es que debe destinarse hasta el 1% del presupuesto a los que más lo necesitan[6].

Evidentemente, Gates no habla como líder moral ni como político, que todos sabemos que no lo es, por más que no dudemos que su declaración es claramente política. Gates habla, en primer lugar, como empresario “socialmente responsable”, que destina 33,000 millones de dólares (casi 25,000 millones de euros) de su propio peculio para apoyar a los más necesitados. En segundo lugar, habla como filántropo exitoso, que vende la idea de una ayuda eficaz, que supuestamente él sabe cómo hacer. Por eso, dice:

Me siento muy satisfecho con los resultados de los miles de millones que he puesto en todo esto. Yo puedo visitar estos lugares, contratar a los mejores científicos y veo los resultados. Sí, estamos mejorando la vida en estos países muy rápidamente, y si los ciudadanos y los políticos pudieran viajar y comprobar lo que está pasando en Chad, Kenia y Tanzania, verían que son lugares donde las cosas han cambiado mucho, donde han descendido las muertes por malaria de forma espectacular, y donde los padres no mueren de sida dejando huérfanos y más inestabilidad. Esta es una historia muy positiva y no se puede hacer ayudando a países de ingresos medios, pero sí a los que más lo necesitan [7].

Gates, al parecer, tiene claro los objetivos hacia donde debe orientarse la ayuda: 1) focalizar el apoyo en los países de renta baja (¿y los países de renta media baja, caso Bolivia?); y 2) destinar el “1% de nuestros presupuestos” a financiar la ayuda humanitaria. Es claro también que para Gates la ayuda es, en el mejor de los casos, “ayuda humanitaria” y no “ayuda al desarrollo”, que no necesariamente tienen que ser excluyentes, pero para él pareciera que si lo son. Además, la declaración que da, en el sentido de destinar el “1% de nuestros presupuestos” a la ayuda, es un reto que lanza a los Estados (y no sólo al Estado español), que no tiene otro propósito que asumir un liderazgo mundial en torno a la ayuda a los países pobres. Recordemos que, desde inicios de los ‘70s, los 22 países ricos que integran el Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD) fijaron como una de sus metas destinar al menos el 0.7% de sus PBI a financiar la ayuda al desarrollo, meta que la mayoría no cumple, con excepción del Reino de los Países Bajos, Suecia, Noruega, Dinamarca y Luxemburgo, cuyos presupuestos sin embargo son exiguos. En este contexto, el reto de Gates resulta audaz e innovador, aunque su referencia es el presupuesto y no el PBI.

Otro mensaje que Gates quiere dar, en nombre de la eficacia de la ayuda, es que ésta no debe estar orientada por criterios de amistad o de vinculación histórica; de ahí que la referencia al Perú, país con el que España tiene viejos vínculos, no sea gratuita, sino que ha sido cuidadosamente elegida. Para Gates, la ayuda no tiene que estar “mezclada con la amistad”. Pone el ejemplo de los Estados Unidos en la Guerra Fría, que apoyaba a países amigos que “malgastaban” la ayuda, pero enseguida subraya que “ese tipo de ayuda ya se acabó” y que, por tanto, quienes siguen haciéndola se acogen a un modelo ya obsoleto de cooperación, que no se condice con el objetivo actual de darle una mayor eficacia a la ayuda, recientemente ratificado en Busan. Es claro entonces que, para Gates, la ayuda más eficaz es la que pueden dar los empresarios que, como en su caso, tienen que asumir un rol más protagónico en este campo, atendiendo al mandato de Busan.        

Siendo el caso de Perú, una selección cuidadosamente definida, habría que preguntarse: ¿qué tan “desinformado” estuvo Bill Gates cuando sostiene que somos un País de Renta Media, con 10,000 dólares de PBI per cápita? Sobre este particular, hay que precisar que nada de lo que dijo Gates en esa entrevista fue improvisado. De hecho, dos días antes de su arribo a España se divulgaron los resultados de una encuesta, financiada por UNICEF España y la Fundación Bill y Melinda Gates, que daba cuenta de la opinión de los españoles sobre la ayuda al desarrollo[8]. La Fundación Bill y Melinda Gates, por otro lado, contrató los servicios de la consultora Seek Development, para que elabore un informe técnico sobre la situación de la cooperación española, cuyos resultados se divulgaron en los días previos a la visita de Gates[9]. Toda la información que manejó el dueño de Microsoft en su visita a España fue entonces cuidadosamente seleccionada de manera ad hoc por la Fundación Bill y Melinda Gates, tratando en todo momento de que sus declaraciones sintonicen con el estado de opinión de la población española sobre el futuro de la ayuda al desarrollo[10].

Ahora bien, ¿de dónde saco Gates la cifra de 10,000 dólares de renta per cápita para el caso de Perú? Tenemos una hipótesis. A finales de enero el presidente Ollanta Humala, acompañado de sus ministros de economía y de relaciones exteriores, realizó una visita oficial a España, en cuyo marco se llevó a cabo el Foro “Invertir en el Perú”, organizado por los Diarios El País, de España, y La República, de Perú. En este foro el Ministro de Economía del Perú, Luís Miguel Castilla, realizó una exposición sobre las perspectivas económicas y sociales en Perú, en la que se menciona la famosa cifra de los 10,000 de PBI per cápita, atendiendo al criterio comparativo de Paridad de Poder Adquisitivo (PPA), subrayado por el propio ministro[11]. Es muy probable que Gates se haya valido de esta fuente oficial, a través de sus asesores españoles.   

Lo cierto, sin embargo, es que el PBI per cápita del Perú, a precios actuales, es de US$ 5,401, estimación realizada al 2,010, y que este valor, ajustado a la Paridad de Poder Adquisitivo (PPA), llega a los US$ 10,001. Entre el 2,001 y el 2,010, el PBI per cápita de Perú se incrementó en 162.7%, pasando de US$ 2,056 a US$ 5,401 en este periodo de tiempo[12]. Si tenemos en cuenta el ingreso promedio per cápita, registrado por las Encuestas de Hogares (ENAHO), este paso de S/ 4,090.8 (US$ 1,461), en el 2,001, a S/. 5,896.8 (US$ 2,106), en el 2,010, es decir, tuvo un incremento de 44.1%, bastante menor que el que registra el PBI per cápita[13]. De hecho, la brecha entre el PBI per cápita y el ingreso per cápita se ha incrementado en 453.8% entre el 2,001 y el 2,010, pasando de US$ 595 a US$ 3,295 en este periodo de tiempo. Esto quiere decir que un porcentaje importante de los beneficios que genera el crecimiento económico –alrededor del 61% en el 2,010- no necesariamente ha pasado o pasa por los hogares de los peruanos. Es cierto que la desigualdad de ingreso, medida a través del Coeficiente de Gini, se ha reducido de 0.52 a 0.46 durante la última década[14]; pero también es cierto que si medimos la desigualdad en base al criterio que acabamos de señalar, atendiendo a la brecha entre el PBI per cápita y el ingreso per cápita reportado por las ENAHOs, es evidente que ésta, lejos de reducirse, más bien se ha incrementado de un modo significativo, pasando de 28.9%, en el 2,001, a 61% en el 2,010. Este análisis, obviamente, no lo maneja el Sr. Gates ni su equipo, que se dejan llevar por la información oficial.

El Sr. Gates y su equipo tampoco manejan la información sobre las brechas sociales que persisten en un país tan desigual como el Perú. Es cierto, por ejemplo, que la pobreza urbana y rural se ha reducido en la última década; pero la brecha por área de residencia se ha mantenido. En el 2,001, la brecha de pobreza entre el área urbana (42%) y el área rural (78.4%) era de 36.4 puntos porcentuales. En el 2,010, la brecha entre la pobreza urbana (19.1%) y la pobreza rural (54.2%) se redujo ligeramente a 35.1 puntos porcentuales[15]. Si nos atenemos a este indicador, el crecimiento económico no ha sido capaz de reducir las desigualdades entre el área urbana y el área rural. En el 54% de los distritos del país, ubicados casi en su totalidad en la zona rural, prevalece la pobreza y pobreza extrema en la mayoría de su población. Las brechas de acceso al agua potable, saneamiento y electricidad, por otro lado, siguen siendo altas, sobre todo en el área rural. A nivel nacional, el 27% de la población no tiene acceso a agua potable, 26.8% no cuenta con servicios higiénicos y el 14.9% no tiene electricidad. En el área rural, esta brecha se incrementa a 59.1%, 56% y 40.4%, respectivamente[16]. El crecimiento económico, en consecuencia, tampoco ha sido capaz de cerrar -o al menos reducir de manera significativa- las brechas de acceso a servicios básicos en el país.

Pero donde mayormente se expresa la disfuncionalidad entre el crecimiento económico que tenemos y el desarrollo es en el comportamiento de los indicadores de desnutrición crónica y anemia infantil.  Pese a los “buenos” resultados macroeconómicos, alrededor de 633,411 niños menores de cinco años sufren de desnutrición crónica en el país (19.5%) y alrededor de 963,627 niños que tienen entre 6 y 36 meses de nacidos padecen anemia (50.3%), de acuerdo a la información que reporta el Infobarómetro de la Primera Infancia para el 2,011. Las regiones que padecen mayores niveles de desnutrición infantil son: Huancavelica (54.6%), Cajamarca, (40.5%), Ayacucho, (38.8%), Apurímac (38.6%) y Huánuco (37.4%), entre otras[17]. Según el MIMDES, el 47.5% de la población del país, alrededor de 13’848,871 personas, es vulnerable a la inseguridad alimentaria. Las regiones que registran un mayor número de personas en situación de vulnerabilidad son: Puno (1’081,210 personas), Cajamarca (1’079,150 personas), Piura (846,071 personas), Cusco (796,658 personas), La Libertad (708,359 personas), Huánuco (689,598 personas), Loreto (667,548 personas), Junín (637,868 personas), Ancash (570,879 personas), Lambayeque (467,576 personas), Ayacucho (450,355 personas), Huancavelica (450,355 personas), entre otras[18]. Es evidente entonces que existe una brecha de desnutrición infantil e inseguridad alimentaria en la población que el crecimiento económico, hasta la fecha, no ha sido capaz de cerrar.    

Dejarse llevar en el análisis sólo por un indicador, como es el PBI per cápita, puede resultar engañoso, tal como se acaba de demostrar. El crecimiento económico oculta la desigualdad e inequidad existente en el país. El Informe de Desarrollo Humano 2,011, publicado por el PNUD, da una idea clara de ello[19]. En este documento, el Perú registra un IDH de 0.725, que lo ubica en el puesto 80, en un ranking de 187 países, con un Nivel de Desarrollo Humano Alto. Cuando se ajusta este IDH con el factor desigualdad en cada una de sus dimensiones (Esperanza de vida, años promedio de escolaridad, ingreso familiar o consumo per cápita), el IDH de Perú pierde su valor en un 23.2%, ubicándose en 0.567 (IDH - D), lo que nos ubica en un Nivel de Desarrollo Humano Medio, por debajo de países como Honduras (puesto 121), Nicaragua (puesto 129) o Guatemala (puesto 131), por citar solo a otros países de la región.   

Un estudio reciente sobre la igualdad de oportunidades en los niños y niñas del país ha profundizado en esta perspectiva de análisis[20]. El acceso a los bienes y servicios esenciales para el desarrollo de los niños no debería estar determinado por circunstancias que escapan a su control individual, como el género, el área geográfica (urbano / rural), la altitud del distrito donde reside el niño o la niña, la educación e ingreso del padre o la madre, la estructura familiar y el grupo étnico. Sin embargo, es así. La falta de oportunidades de los niños y niñas en el Perú varía sistemáticamente en función de estas variables, que además dan cuenta de viejas desigualdades estructurales en el país. Una niña de la selva rural –que es una de las zonas más pobres del país- tiene cuatro veces menos probabilidades (0.2) de acceder a servicios de agua potable que un niño que reside en Lima Metropolitana (0.9), en razón de su género, lugar de residencia, el nivel educativo y los ingresos de los padres y el grupo étnico al que pertenece. Lo mismo ocurre con el acceso a otros servicios básicos. Los niños y niñas que enfrentan cierto tipo de circunstancias, como ser mujer y haber nacido en zona rural o ser hijos de padres de pocos recursos y con un bajo nivel educativo, resultan claramente desfavorecidos en el acceso a servicios educativos, agua potable, saneamiento adecuado y electricidad. El Índice de Oportunidades Humanas (IOH), que es una tasa de cobertura ajustada por la desigualdad de oportunidades, hace que el acceso a servicios de agua en los niños se reduzca de 61% a 48.6%, la cobertura de saneamiento baje de 65.2% a 54.8% y el acceso a electricidad disminuya de 78.7% a 67.3%, valores que se encuentran por debajo del promedio de los países andinos y de los países de América Latina y el Caribe en general[21]. No hay duda entonces que el Perú está lejos de respetar el principio de igualdad de oportunidades y que esta situación afecta sobre todo a los niños, que en las siguientes etapas de su ciclo de vida encuentran muy difícil compensar las oportunidades perdidas en su infancia.          

La existencia de viejas desigualdades estructurales en el país y su incidencia en las oportunidades de los niños y niñas, además de las altas tasas de pobreza y pobreza extrema que existen aún en las zonas rurales y periurbanas -9’133,220 peruanos viven aún en situación de pobreza-, justifican la presencia de la cooperación internacional en el país. La cooperación no puede sufrir de “soroche” (mal de altura) y fingir que no ve lo que ve. El presidente Humala, durante la campaña electoral del año pasado, decía que el Estado peruano sufre de “soroche”, porque se niega a subir los andes y a expandir su presencia en la Amazonía -que es justamente donde vive la población más pobre y excluida-, dándole la espalda al país. La cooperación no se puede dar ese lujo. El Sr. Gates, sin embargo, parece sufrir el mismo mal que el Estado peruano. En nombre de la “eficacia” de la ayuda pretende excluir a los pobres que viven en las alturas de los andes y en la selva amazónica porque son menos visibles que los pobres del África, donde la pobreza es más “igualitaria” y está en todas partes, con lo que se generaría dos categorías de pobres: los que son merecedores de ayuda (“pobres de primera categoría”) y los que no son merecedores de ayuda (“pobres de segunda categoría”). A las desigualdades subsistentes, se agregaría una nueva desigualdad, que agravaría aún más la situación de los pobres en Latinoamérica. Nadie niega la prioridad que tiene el África, como receptor de la ayuda al desarrollo; pero ello no debe hacerse a costa de negar o invisibilizar la pobreza que se vive en otros continentes. El Sr. Gates tiene todo el derecho de decidir dónde quiere “invertir” los miles de millones de dólares que destina a la ayuda humanitaria; pero eso no quiere decir que los Estados que integran el CAD –incluido España- tengan que seguirlo.          

Para terminar, hay que precisar lo que entendemos por eficacia de la ayuda al desarrollo. En la “Declaración de París”, ésta se relaciona con el alineamiento de la ayuda a las prioridades de desarrollo de los países socios y el compromiso de éstos de asegurar la eficacia en el uso de los recursos, eliminando la duplicación de esfuerzos, racionalizando las acciones, simplificando los procesos y promoviendo la transparencia en la gestión de las políticas públicas[22]. El criterio que prevalece es ético y no económico. Tiene que ver con el respeto entre los donantes y los países socios, receptores de la ayuda; pero sobre todo con los objetivos y fines del desarrollo, con la idea de que todas las personas tienen derecho al desarrollo y a gozar de un mínimo de bienestar. Los beneficios del desarrollo deben ser distribuidos equitativamente dentro de los países socios y éstos deben compartir los costos y responsabilidades con los donantes. En esta perspectiva, el imperativo humanitario tiene que ir de la mano de la atención a las necesidades de desarrollo de los pueblos; de lo contrario, se distorsiona el propósito de la ayuda y ésta deviene en caridad, asistencialismo o “generosidad”, como prefiere llamarla Gates. Esa es una lección bien aprendida por quienes hacemos desarrollo. La pobreza es un problema global que requiere de soluciones globales. Existen pobres en África, pero también en América Latina y en otras regiones del mundo. Y, por supuesto, también hay pobres en Perú, país en que el crecimiento económico, hasta la fecha, no ha sido funcional al desarrollo. La pobreza, como problema global, es responsabilidad de todos: de los Estados, tanto del Norte como del Sur, de la sociedad civil y también del sector privado. Los pobres, en tanto personas con derechos, no se reducen a ser objeto de ayuda, sino que son sujetos de desarrollo. Si lo que se quiere es ser más eficaz, entonces alineemos y focalicemos mejor la ayuda al desarrollo y ataquemos las causas de la pobreza, sobre todo las desigualdades estructurales y también las desigualdades globales entre países pobres y países ricos, promoviendo cambios estructurales a nivel mundial que contribuyan a erradicarla del planeta y hagan innecesaria la caridad y el asistencialismo. ¿Se comprometerá el Sr. Bill Gates a promover estos cambios en el mundo?

28 / 02 / 2,012



*Sociólogo. Director de Cooperación de la Fundación Ayuda en Acción - Perú.

[1]Bill Gates. “La ayuda debe ir a los más pobres, no a países con ingresos medios como Perú”. El País: 22 / 02 / 2,012. Disponible en: http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/02/22/actualidad/1329913536_647673.html

[2]Ibid.
[3]Véase la Declaración de Busan, disponible en la siguiente dirección: http://www.oecd.org/dataoecd/54/36/49650200.pdf.

[4]La CE dejará por fuera de ayuda bilateral a 11 países latinoamericanos”, Nota de Prensa disponible en: http://www.elmundo.com/portal/noticias/internacional/la_ce_dejara_por_fuera_de_ayuda_bilateral_a_11_paises_latinoamericanos_.php.

[5]Véase al respecto el informe publicado por el Diario El País el mismo día en que Gates concediera su entrevista: “La cooperación exterior española se desploma en caída libre”. Disponible en: http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/02/21/actualidad/1329852979_617406.html.

[6]Bill Gates, Ob. Cit.

[7]Ibid.

[8]La mayoría de los españoles apoyan la ayuda al desarrollo a pesar de la situación económica global”. Nota de Prensa de UNICEF España disponible en: https://www.unicef.es/sala-prensa/la-mayoria-de-los-espanoles-apoyan-la-ayuda-al-desarrollo-pesar-de-la-situacion-economic. Véase también: “Los españoles apoyan la Ayuda al Desarrollo”, disponible en: http://www.unicef.es/actualidad-documentacion/noticias/los-espanoles-apoyan-la-ayuda-al-desarrollo Paloma Escudero, Directora de UNICEF España, comentó los resultados de esta encuesta en: “Los españoles mantienen su apuesta por la solidaridad a pesar de la crisis”, artículo disponible en: http://www.elmundo.es/elmundosalud/2012/02/21/noticias/1329819311.html.  

[9]Seek Development.Financing and Policy Making for Global Development in Spain”. Documento disponible en: http://seekdevelopment.org/seek_donor_profile_spain_feb_2012.pdf.

[10]Así, por ejemplo, su propuesta sobre la ayuda a los países de renta baja sintoniza con el estado de opinión de los españoles, explorada a través de la encuesta realizada por la Fundación Bill y Melinda Gates con UNICEF, de acuerdo con la cual un 74% de los entrevistados se encuentran a favor de la ayuda al desarrollo. El 51% opina además que España debería esforzarse por alcanzar la meta del 0.7% del PBI destinada a la ayuda al desarrollo. El 32% cree que la ayuda debe orientarse principalmente a los países del centro y sur de África; mientras que el 16% cree que debe orientarse más bien a los países de América Latina.

[11]Luis Miguel Castilla. “Perú: Perspectivas económicas y sociales”. Presentación disponible en: http://www.google.com.pe/url?sa=t&rct=j&q=per%C3%BA%3A%20perspectivas%20econ%C3%B3micas%20y%20sociales%20luis%20miguel%20castilla&source=web&cd=1&ved=0CCgQFjAA&url=http%3A%2F%2F200.4.212.44%2Fcontenidos%2Fcomun_notp%2Fpresentaci%2F2012%2FEspana_MEF.ppt&ei=j19KT8kPgYaDB-HU_YkO&usg=AFQjCNEo4XWJimwLw1ghQzaWmBn34yzweQ. Véase también la página del Foro Invertir en el Perú, disponible en: http://www.elpais.com/encuentros/invertir-peru/.  

[12]Los datos han sido tomados de la Base de Datos del Banco Mundial, disponible en: http://datos.bancomundial.org/indicador/NY.GDP.PCAP.CD.

[13]INEI. “Evolución de la pobreza al 2,010”. Lima – Perú, mayo del 2,011, p. 20 y ss.

[14]Ibíd., p. 25.

[15]Ibíd., p. 36.

[16]INEI. “Encuesta Nacional de Hogares“ (ENAHO): 2,010.

[17]Infobarómetro de la Primer Infancia. Base de Datos disponible en: http://www.inversionenlainfancia.net/infobarometro/descargas.php. Véase también el informe: “Desnutrición crónica infantil cero en el 2,016: una meta alcanzable”, publicado por el Infobraómetro, disponible en: http://www.inversionenlainfancia.net/infobarometro/boletines/informe_desnutricion.pdf.

[18]MIMDES. “Mapa de Vulnerabilidad a la Inseguridad Alimentaria a Nivel Distrital”. Lima – Perú, 2,011. Documento disponible en: http://xa.yimg.com/kq/groups/2122051/2095848890/name/Resumen.

[19]PNUD. “Informe sobre Desarrollo Humano 2,011. Sostenibilidad y equidad: un mejor futuro para todos”. Washington DC – EE.UU, 2,011.

[20]Javier Escobal, Jaime Saavedra y Renos Vakis. “¿Está el piso parejo para los niños en el Perú? Medición y comprensión de la evolución de las oportunidades”. Banco Mundial – GRADE. Lima – Perú, 2,012.

[21]Ibíd., p. 16 y ss.

[22]Declaración de París sobre la eficacia de la ayuda al desarrollo y Programa de acción de Accra”. Documento disponible en: http://www.oecd.org/dataoecd/53/56/34580968.pdf.